50 años del Apolo 9: el módulo lunar entra en escena

Modulo lunar (LEM) – Apolo 9

Después del increíble éxito cosechado por el Apolo 8, le tocaba el turno al Apolo 9. La primera misión en donde se probaría el módulo lunar (LEM) que permitiría a dos astronautas llegar y volver de la superficie lunar.

En realidad, esta misión debería haber volado antes que la del 8 pero un retraso en la fabricación del módulo lunar, unido a los rumores de que los soviéticos se podrían adelantar a los planes norteamericanos, intercambió los planes de NASA. Por dos veces. Y es que el lanzamiento estaba programado para el día 28 de febrero pero los tres astronautas cogieron un virus y hubo que esperar hasta el día 3 de marzo para enviarlos al espacio a bordo del cohete Saturno V.

Astronautas del Apolo 9 (izq a dcha): McDivitt, Scott y Schweickart

La misión, en términos de objetivos, fue todo un éxito. Por primera vez se pilotó el módulo lunar en el espacio. Por primera vez el cohete Saturno V llevó consigo a toda la nave Apolo (Módulo de mando y servicio y módulo lunar). También por primera vez se probó el traje espacial que se utilizaría en la superficie lunar. Traje independiente al llevar la mochila PLSS (Portable Life Support System – Sistema portátil de ayuda vital). Finalmente, fue la primera vez que se separaron el módulo de mando y servicio del LEM. Se distanciaron casi 200 kilómetros durante unas seis horas. La misión terminó el 13 de marzo cuando los tres astronautas amerizaron en el océano Atlántico. Por cierto, sería la última misión Apolo que haría eso dado que todas las demás lo hicieron después en el océano Pacífico.

Módulo de mando y de servicio «Golosina» (Gumdrop)

Como hemos dicho antes, hubo un momento, durante la misión, en que el módulo de mando y servicio (CSM) y el módulo lunar (LEM) se separaron. Por esa razón hubo que pensar en la necesidad de diferenciar a las naves con dos indicativos de llamada. Los astronautas decidieron que el CSM se llamase golosina (Gumdrop en inglés), dado que a eso les recordó cuando lo vieron, por primera vez, envuelto con una cobertura azul. Araña (Spider en inglés) fue el nombre escogido para el LEM. La explicación parece obvia viendo el diseño de la nave lunar.

Afortunadamente, los tres astronautas que participaron en aquella misión siguen, a día de hoy, vivos. James McDivitt fue el Comandante, David Scott el piloto del módulo de mando y Russell Schweickart el piloto del módulo lunar. Éste último era – es – apodado Rusty (oxidado en inglés) por su color de pelo pelirrojo. Cuando probó el traje espacial fuera de la nave, su indicativo de llamada pasó a ser Red Rover (Rover rojo) también por la misma razón.

Lo único tangible que queda de aquella misión es el módulo de mando. El del Apolo 9 se puede ver en el Museo del Aire y del Espacio de San Diego (California).

Respecto a la participación española la mayoría de ella se concentró en las estaciones de seguimiento. La principal, la de Fresnedillas (Madrid prime) se encargó de seguir a la nave Apolo y al módulo de mando cuando éste se separó del LEM. La antena de Robledo de Chavela (Apollo Wing) se encargó de controlar al módulo lunar durante la separación, como me contó en su día Carlos González. Según el kit de prensa de la misión, las naves llegarían a estar separadas, en su máxima amplitud, 45 grados (ángulo relativo). La estación de Maspalomas (Canary Island – CYI) también participó en esta misión.

Vista del LEM (etapa de ascenso) desde el CSM

Los requerimientos asignados a la red de seguimiento fueron menos severos que para la misión a la Luna del Apolo 8, ya que el 9 era una misión en órbita terrestre. Sin embargo, NASA encomendó un par de objetivos importares a la red. Por un lado, la capacitación operacional del sistema de comunicación en Banda-S (USB) para el LEM (objetivo conseguido aunque hubo discrepancias intermitentes) y, por otro, demostrar la compatibilidad operacional de la Banda-S con la comunicación VHF de toda la nave e, incluso, durante la actividad extra vehicular en la que se probó el traje espacial. Éste último objetivo también se alcanzó salvo por fallos esporádicos.

Respecto a la red de comunicaciones de NASA, NASCOM, cabe destacar que se utilizaron los dos satélites INTELSAT, siendo el que estaba sobre el océano Atlántico con el que se comunicaba la estación de Maspalomas en las Islas Canarias (CYI) y las de Madrid gracias al enlace proporcionado por la estación de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) situada en Buitrago de Lozoya.

Apolo 9 – Press Kit – pag 78 – NASCOM

Si revisamos las hemerotecas, en el ABC del día 6 de marzo, se informaba de que se iban a enviar, por vía aérea, 27 kilogramos de cintas magnéticas con datos de la misión desde las estaciones de Fresnedillas y Robledo hacía el Centro de vuelos espaciales de Baltimore (sic). En el ABC del 14 de marzo se hacía mención especial a las estaciones de seguimiento repartidas por todo el Mundo.

El Eco de Canarias, periódico ya desaparecido, en su edición del día 4 de marzo, informaba del programa especial que realizó Televisión Española para retrasmitir el lanzamiento del Apolo 9. Así mismo, la crónica entraba en detalles de cómo habían sido los primeros contactos entre el Apolo 9 y la estación de seguimiento de Maspalomas quince minutos después del lanzamiento desde Cabo Cañaveral.  Finalmente el periódico informaba que la estación de Maspalomas detectaría a la nave Apolo cada hora y media hasta que terminase la misión.

El Eco de Canarias – 4 marzo 1969 – Apolo 9

El Apolo 9 seguramente sea la misión menos glamurosa de todo el Programa Apolo, pero si el módulo lunar no se hubiera probado en la órbita terrestre, ¿alguien, en su sano juicio, hubiera querido descender hacia la superficie lunar en la siguiente misión? Ahí radica la importancia de esta misión.

Godspeed, Apollo 9!

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