El gran salto al abismo. La extraordinaria historia de un técnico español de la NASA en la exploración del espacio. Por Jesús Sáez Carreras. Edita: Next Door Publishers (Colección El Café Cajal). Año: 2019. 243 páginas. ISBN: 978-84-949245-6-9.
Hace miles y miles de años hubo un instante en el que un homínido bípedo fue capaz de fabricar las primeras herramientas de piedra de la historia. Ese instante es considerado como el momento en el que surgió el ser humano por primera vez. Fue el primer gran salto de nuestra especie… Hasta que hace aproximadamente sesenta años, un 12 de abril de 1961, otro miembro de esa misma especie, Yuri Gagarin, llegó al espacio por primera vez… Ese fue el segundo y gran salto al abismo del Homo sapiens. Comenzaba la carrera espacial.
Carlos González, un joven español, participó desde casi el inicio de la confrontación mundial por ver quién de los dos bloques políticos más importantes de aquella época dominaba el espacio; o el conocido como “mundo libre” o el comunismo soviético.
Mientras trabajaba para NASA en las dos estaciones de seguimiento de la sierra de Madrid (Fresnedillas de la Oliva y Robledo de Chavela), Carlos fue testigo de primera mano de todos los momentos históricos en la conquista inicial del espacio. Desde su puesto de trabajo controló, en 1968, a la primera misión tripulada del Programa Apolo, la del Apolo 7, hasta el lanzamiento de la misión Juno, en 2011, justo el día que comenzaba su jubilación. Ni que decir tiene que trabajó en misiones míticas como la del Apolo 11 o la del Apolo 13 o que vivió – y sufrió – las dos tragedias del transbordador espacial (Challenger y Columbia) entre otros hechos. Incluso, en marzo de 1974, llegó a conocer en persona al mismísimo Werhner von Braun, el diseñador del lanzador Saturno V que mandaría a 12 hombres a pisar la Luna. Por todo ello, la NASA le concedió la Medalla al Servicio Público Distinguido reconociendo su profesionalidad, buen hacer y esfuerzo contribuyendo a que el ser humano, a través de la Agencia espacial norteamericana, pudiera conseguir tantos y tantos sueños.
Aunque Carlos, aparte de ser un experto en su campo, es también un hombre excepcional con una calidad y generosidad humana de las que dejan huella en los demás. No se me olvidará cuando le conocí por primera vez: fue en una visita a la estación de Robledo, poco antes de jubilarse, y siempre le estaré agradecido de que me enseñara y explicara las distintas estancias de la mítica estación de Robledo de Chavela (MDSCC). Guardo como oro en paño una reproducción en papel que me dio, y dedicó, del certificado de agradecimiento que la NASA le había entregado por su participación en el Apolo 11.
Pero volvamos al libro. Básicamente es la historia personal de Carlos contada dentro de la historia general de la conquista espacial. Y ahí su autor realiza una labor exquisita al juntar las dos grandes historias. Jesús Sáez te va llevando en volandas, tejiendo unos nudos ya irrompibles; el de la vida de Carlos y la exploración espacial. Tuve el gusto de conocer a Jesús cuando compartí con él el escenario del “Hay vida en martes” en Espacio Fundación Telefónica sobre los 50 años de la llegada a la Luna y, aunque suene a peloteo, he de decir que escribe muy bien. Su redacción es elegante, cercana, natural, divulgativa y muy efectiva ya que consigue que el lector devore las páginas de su obra rápidamente.
Si lo reseñado hasta ahora no fuera suficiente para comprar y leer este libro, voy a explicar más motivos para hacerlo.
Por un lado, el libro está prologado por Miguel López-Alegría, el primer astronauta de origen español que llegó al espacio. Pero aún hay más ¡y es que el epílogo lo ha escrito nada más y nada menos que Charles Duke! El décimo hombre que pisó la Luna con el Apolo 16. Charlie Duke es amigo de Carlos y ambos comparten el gusto por la divulgación del Programa Apolo como pude constatar personalmente en las visitas que hizo Duke a Madrid con motivo de la exposición sobre la historia de la carrera espacial que hubo en Madrid en el año 2011.
Otro punto importante que quiero destacar sobre esta obra es la gran labor editorial de Nuria y Oihan, de Next Door Publishers. La gran calidad y el cariño con que se han currado este proyecto se percibe desde el mismo momento en que coges y ojeas un ejemplar del libro. La maquetación, las ilustraciones, las fotografías… Sin olvidar la bibliografía final y las sugerencias de blogs y documentales relacionados con este tema. Por cierto, muchas gracias por incluir a Mr.Gorsky entre ellas. Sin duda no lo merecemos, pero gracias.
Carlos, ese hombre extraordinario con la voz ronca que trasmite confianza y cercanía, ejemplo de una generación de españoles que, con su esfuerzo (y el de sus padres), fueron capaces de destacar en un campo y en un momento histórico gracias a su talento, habilidad y trabajo con el fin de poner un granazo de arena en la conquista del espacio y en ampliar el conocimiento que el ser humano tiene sobre el Universo. Aquel chaval que en 1957 vio pasar al Sputnik cruzando el cielo de Madrid la lado de su padre desde la azotea de la casa donde vivían, aquel que con 17 años se marchó a estudiar a Estados Unidos gracias a una beca, aquel que hizo la mili durante 18 meses, aquel que volvía a Madrid todos los días haciendo autostop desde su puesto de trabajo en Pinto, aquel chaval, aquel hombre, se sentó la noche del 20 de julio de 1969 enfrente de una de las consolas que controlaban el descenso a la Luna del Apolo 11. Gracias Carlos y a todos los de tu generación por tu ejemplo. Y gracias, de nuevo, a Jesús Sáez y a Next Door Publisher por recoger esta gran historia y guardarla ya para la posteridad.
Sin duda alguna, todo astro trastornado debería tener un ejemplar de este libro en su estantería.
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